Un pequeño regalo para todos los amig@s de leer.es, y en especial para los docentes. Cuento de Eusebio Pastrana. Ilustración de Goyo Acelópez
Estoy delante de un sendero. Parece completamente lleno de agujeros. Me pregunto si dar un paso p...ues supondría poner el pie justo en el centro de ese desconocido y profundo círculo. Como a veces hay que arriesgarse, me decido a darlo y para mi sorpresa no me hundo. Miro hacia abajo y descubro que el agujero está lleno de letras que me sostienen. Tras las nubes me parece escuchar el aleteo de un ave de fábula. El sol se abre paso y al despejarse descubro que el sonido proviene del batir de alas del gran pájaro de las palabras. Las palabras se descomponen en letras que revoletean al rededor de mi cabeza. Tengo la impresión de que me estoy mareando. ¿Podría dejarme caer? ¿Y si no me resisto? ¿Y si simplemente abro los brazos? ¿Caeré en una piscina de letras?
Estoy delante de un sendero. Parece completamente lleno de agujeros. Me pregunto si dar un paso p...ues supondría poner el pie justo en el centro de ese desconocido y profundo círculo. Como a veces hay que arriesgarse, me decido a darlo y para mi sorpresa no me hundo. Miro hacia abajo y descubro que el agujero está lleno de letras que me sostienen. Tras las nubes me parece escuchar el aleteo de un ave de fábula. El sol se abre paso y al despejarse descubro que el sonido proviene del batir de alas del gran pájaro de las palabras. Las palabras se descomponen en letras que revoletean al rededor de mi cabeza. Tengo la impresión de que me estoy mareando. ¿Podría dejarme caer? ¿Y si no me resisto? ¿Y si simplemente abro los brazos? ¿Caeré en una piscina de letras?
Fuente: Leer.es.
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