Buscar este blog

lunes, 4 de marzo de 2013


Ciencias, tecnologías y humanidades como investigación

 

Víctor Florencio Ramírez Hernández, Serie IBERCIENCIA: Instituto Iberoamericano de Enseñanza de las Ciencias y la Matemática. Propuestas desde la Docencia.

La visión que presento en este documento está enfocada al trabajo de aula en el bachillerato. Se trata de una visión personal y, además, restringida a mi escuela. No proviene de un estudio sino que deriva de platicar con estudiantes y profesores.

Mi exposición debe descartarse, complementarse, rectificarse o mejorarse con dos elementos: la valoración de la perspectiva desde la que han sido diseñados los programas de estudio así como la manera en que los profesores los leen, ya que ambos procesos son fundamentales para operarlos en aula.

Vayamos pues con las características de la enseñanza de las ciencias y las tecnologías (con esta expresión abarco Matemáticas, Ciencias de la naturaleza, Ciencias de la sociedad, Humanidades y Tecnologías).

Una característica es la separación entre lo que enseñan los profesores y lo que buscan que los estudiantes aprendan. En muchos lo central está en lo que hay que enseñar y, en cambio, no se considera lo que se debe aprender. Por otra parte está el modo o el medio. Generalmente se identifica que el medio es el discurso del profesor y lo que éste haga en el pizarrón, lo que muestre o exponga a sus alumnos, así como ejercicios o prácticas de laboratorio diseñados como ejercicios de repetición, para “comprobar un conocimiento ya dado en clase”, más cercano a una receta con pasos prediseñados que a un proceso de investigación, con los componentes de cuestionamiento, conocimiento, discusión e imaginación que éste requiere.

 

Otra característica es que no se enseña que las ciencias y las tecnologías pueden servir para entender la realidad -personal y social-, para comunicarse y para expresarse. Que el estudiante reconozca el para qué de la asignatura se limita a la exposición que el profesor haga, al principio del curso o “al inicio de un tema”, de para qué va a servirles cursar esta asignatura. Si la manera en que se aprende influye de modo crucial en lo que se aprende, es decir, si lo que se aprende no son tanto informaciones sino estilos de pensamiento, maneras de obtener/generar información, procesarla, evaluarla y compartirla, el reconocimiento del para qué de un aprendizaje no puede ni debe estar desligado de la forma en que se aprende ni de que quien aprende identifique qué ha aprendido.

Un rasgo más es la ausencia del arte y de la educación física como experiencias en las clases de ciencias, de humanidades y de tecnologías. La idea de que el arte no tiene relación con las ciencias y las tecnologías o de que su incorporación al aula supone una pérdida de tiempo, así como la práctica extendida de exigir o instrumentar espacios cocurriculares o extracurriculares destinados al arte y el deporte son manifestaciones de esta ausencia.

Además, en lo que se enseña o se pretende que aprendan los estudiantes generalmente está ausente la idea de desarrollar el pensamiento, sea éste científico, tecnológico o humanístico. La noción de pensamiento a la que me refiero tiene dos sentidos. Por una parte que los estudiantes aprendan a plantearse problemas (formularlos y precisarlos) pero también a que imaginen formas para solucionarlos. Contrario a aprender una ciencia como una serie de contenidos ya establecidos, se puede considerar al desarrollo del pensamiento científico-tecnológico-humanístico como un aprender a investigar investigando. Por otra parte, este pensamiento puede ser entendido como tejer redes con conceptos, este tejido solo se hace “haciendo algo” con los conceptos y aprendiendo a reconocer y valorar cómo las acciones relacionadas con esos conceptos y habilidades tienen o pueden tener impactos en la sociedad, la naturaleza o las personas.

Estos rasgos pueden interpretarse como un número similar de necesidades pero, desde una perspectiva distinta, también pueden ayudar a pensar en escenarios deseables y factibles. En este sentido, las acciones que a emprender desde Iberciencia para conseguir tales escenarios podría ser compartir experiencias en aula que permitan a profesores y directivos, mediante un proceso de reflexión colaborativa:

- diferenciar entre una práctica centrada en la enseñanza por la enseñanza, y una práctica en que la enseñanza esté centrada en el aprender.

- conocer una visión del aprender y del aprendizaje como investigación, así como promover la identificación de sus elementos y la reflexión sobre ella.

- entrar en contacto con el hecho de que las ciencias pueden servir a los estudiantes para entender la realidad -personal y social-, para comunicarse y para expresarse, para manejarse en ella, para valorarla y modificarla.

- reconocer que la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias, las humanidades y las tecnologías solo pueden resultar eficaces en términos de educación si se llevan a efecto como procesos de investigación.

En este sentido resulta importante conocer, valorar e incorporar a Iberciencia la propuesta de Lipman y Sharp, que se conoce también con los nombres Comunidad de indagación o Filosofía para Niños, entre otros.

 

Soy profesor de Ciencias sociales y Humanidades en un bachillerato tecnológico de Puebla, México.
 
 
Iberciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario