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lunes, 17 de febrero de 2014

Educación:


La televisión, un medio didáctico

*Julio Guerrero Díaz.

 



El medio televisión se ha convertido para la sociedad en algo indispensable; es como la necesidad de comer, beber, bañarse… Ya no se mira como un simple objeto; se ha convertido en un miembro más de la familia: reúne a sus miembros y los hace que en algún momento del día se relacionen entorno a lo que están viendo o bien que compartan la vivencia del día. Se ha convertido en acompañante de las personas, y es desde esta perspectiva que podemos sacarle más provecho y convertirla en un medio didáctico.

Diferentes estudios audio-métricos han demostrado que la cantidad de tiempo que se le dedica a la televisión en todos los sectores sociales, edades, sexos y nivel cultural, refleja sin duda que los medios, y en especial la televisión, son el reflejo de los nuevos lenguajes, basados particularmente en sus soportes audiovisuales.

En ese sentido, es necesario que la audiencia vaya descifrando de una manera más correcta estos discursos para que sepan conocer, interpretar, comprender sus mensajes y disfrutar y aprender con ellos y de ellos. De esa manera convertimos a la televisión en un medio didáctico que nos abre nuevas maneras de aprendizajes.

El medio televisivo ofrece múltiples opciones educativas, como un medio auxiliar pedagógico en las distintas asignaturas, complementando y dando soporte a los contenidos y estrategias curriculares; por tal razón hay que ir formando buenos espectadores capaces no solo de entender cada discurso televisivo, sino dialogar con ellos desde los hogares y especialmente desde las aulas. Esto exige superar la clásica y absurda rivalidad que padres y maestros han visto en la televisión, considerándola enemiga de la educación de sus hijos.

Otro punto interesante acerca de los aprovechamientos que se le puede dar al medio televisivo lo plantea Ferré (1994): “la televisión y las nuevas tecnologías de información y comunicación se han convertido en el fenómeno cultural más impresionante de la historia de la humanidad; es en lo que menos se prepara al ciudadano… la escuela se preocupa más por el saber que por perpetuar la cultura; por eso queda desfasada cuando se ha de adaptar a una sociedad en cambio, cuando ha de educar para una cultura renovada”.

Para ir aprovechando la pedagogía desde los medios y la televisión en especial, las reformas al sistema educativo con nuevos currículos flexibles y abiertos permiten poner en marcha el uso de la televisión como una vertiente didáctica integradora. Hay que ir buscando una intersección entre lo educativo formal y lo no formal, con el fin de ir acercándose a la formación de las diferentes capacidades que necesitan los educandos llámense estudiantes o ciudadanía.

Afortunadamente la escuela ha mirado hacia la poderosa pantalla televisiva como un recurso que puede fortalecer los procesos de aprendizaje con el fin de utilizar la imagen audiovisual para potenciar sus capacidades críticas y reflexivas; conocer el funcionamiento del medio, así como para enseñar a utilizar este nuevo lenguaje de comunicación que hoy es el más dominante, atractivo y ágil; el que tiene más poder de posicionamiento en la mente de las personas.

Se dice que, de lo que uno lee, el 30% lo retiene y que al cabo de unos cinco años apenas se puede recordar de lo leído un 10%; en cambio del lenguaje visual se nos graba el 70% de lo mirado, y al cabo de esos mismos años la graficación mental todavía guarda en su memoria un 50% de lo visto. He ahí la importancia del discurso visual como complemento pedagógico y didáctico. En todo caso tenemos que ver hoy al lenguaje audiovisual como otra forma de mediación pedagógica.

Para ir incorporando el acompañamiento de la televisión y su lenguaje comunicacional en los procesos educativos, lo primero que hay que hacer es desmitificar los juicios de valor que le dan a la televisión. Hay que desatanizarla. No es el demonio. Hoy es la que nos acompaña, la que nos entretiene, nos informa, nos orienta, nos educa; es por eso que tiene un sitio privilegiado en nuestros hogares. Por último, la necesitamos para dormirnos. La programamos con tiempo y nos ayuda a conciliar el sueño. Es un somnífero.

 

* Consultor y catedrático universitario

 
Cortesías: Nuevo Diario

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