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jueves, 7 de abril de 2016








El profesor como centro de masas.
                Claves del ABP en secundaria.


En educación secundaria existen dos tensiones opuestas la una a la otra. Por un lado, la presión curricular y la necesidad de cumplir los estándares que marcan las evaluaciones externas. Por el otro, la necesidad de un alumnado que quiere que los aprendizajes estén conectados con su vida real. Por absurdo que parezca, cuando gana el currículo, suele aumentar en el alumno esa sensación de distancia con la aplicación real. Y por el contrario, cuando la intervención docente se centra en los intereses del alumno, se nos acusa de estar dejando de lado los contenidos curriculares. Y en medio de esas dos tensiones, el profesor que, a través de las estrategias pedagógicas adecuadas, debe saber encontrar el punto de equilibrio.

En la revisión del capítulo del libro Project Based Learning: Rigor and Relevance in High Schools de Harada, Kirio y Yamamoto (2015) se presenta el Aprendizaje Basado en Proyectos (en adelante ABP) como una de las estrategias más potentes para encontrar ese "centro de masas". Según los autores del libro, ese punto de equilibrio se consigue gracias a que el ABP fomenta el desarrollo del potencial individual de los alumnos, les permite participar en la toma de decisiones y les da la posibilidad de profundizar en sus intereses dentro de una estructura curricular ya definida.

Los autores proponen programar este tipo de contenidos a través de un "diseño inverso". Esto supone partir de la idea de proyecto que satisfaga los intereses de los alumnos para luego crear relaciones con el currículo.
Algunas de las claves que los autores del libro proponen para que al ABP produzca aprendizajes rigurosos desde el punto de vista curricular y relevantes para el alumnado son las siguientes:

1.      Utilizar temas que motiven el pensamiento del alumnado, generando dudas que les empujen a investigar y a resolver los problemas que vayan surgiendo.
2.      Seleccionar aquellas ideas de proyectos que puedan satisfacer los resultados de aprendizaje y los contenidos marcados por el currículo.
3.      Identificar cuáles van a ser las habilidades y conocimientos previos del alumno para realizar el proyecto.
4.      Crear momentos de encuentro donde los alumnos puedan exponer sus progresos y sus logros parciales, de manera que el procesos u otros compañeros puedan evaluar y guiarles en los siguientes pasos a seguir.


5.      Establecer plazos, roles y responsabilidades, que incluso estarán expuestos en papel o a través de cualquier herramienta digital que nos ayude a gestionar proyectos colaborativos.


Fuente: Actualidad Pedagógica.

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