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domingo, 5 de octubre de 2014

BREVE ENTREVISTA>


Acabar con el maestro «de trampolín»


La familia siempre quiere que su hijo tenga un buen profesor, sin embargo, no siempre acepta que su hijo lo sea, sostiene Norma Díaz Rondón, quien luego de más de 50 años dedicados al magisterio ahora ayuda a formar a sus continuadores

Por: Margarita Barrios.

 
¿Hay jóvenes que no quieren las carreras pedagógicas?, le preguntamos. Y esta venerable maestra, cuyos alumnos están por todas partes, responde con premura.

«En eso influye mucho la familia, que les dice que busquen opciones donde tengan mayor desenvolvimiento económico. El magisterio lo ven como algo con mucho sacrificio y poco beneficio personal.

«Y es una contradicción, porque la familia siempre quiere que su hijo tenga un buen maestro y le dejan a la escuela el mayor peso de la formación del joven. Sin embargo, luego no desean que su hijo retribuya a la sociedad.

«Todavía hay quienes asumen la profesión como un trampolín, porque no tienen promedio para otra carrera. Y aunque se ha perfeccionado la selección, con la primera graduación no vamos a alcanzar los resultados a que aspiramos.

«Claro que nos toca a nosotros seguir trabajando con esa arcilla, moldearla. Es un trabajo arduo para sembrar en ellos la vocación necesaria y también para que estudien, amplíen sus horizontes, porque lo que no se domina, no se puede enseñar bien».

Luego de más de 50 años dedicados al magisterio, la profesora Norma Díaz Rondón no se siente cansada. Y aunque ya se había acogido al retiro, regresó cuando le propusieron en 2001 ayudar a formar maestros.

«Y en este tiempo me hice Profesora Asistente, luego Auxiliar y Máster. Yo soy de la opinión que estudiar nunca está de más».

Cuando se los encuentra, los alumnos de tantos años siempre le deparan alguna nueva emoción, a veces cuando visita una escuela, o por la calle. «Me reconocen y se acercan con mucho cariño. A veces no los recuerdo, porque están gordos, o canosos, pero cuando me empiezan a hablar, me dan algún dato, vienen a mi mente, porque los rasgos de la cara no cambian».

Norma imparte ahora clases a un grupo de 147 maestros habilitados para la enseñanza primaria, que se están preparando para ingresar a la Universidad. Estos jóvenes ya están dando clases en las escuelas de la capital y ahora realizarán su licenciatura, sin abandonar las aulas.

«Aunque soy profesora de Historia, les imparto Cultura Política. Es una asignatura que me apasiona, pues es tomar los sucesos de la realidad, analizarlos, buscar sus orígenes, su trascendencia».

Esta mujer asegura que nació con la vocación de ser maestra, pues cuando todavía estaba en la escuela primaria ya enseñaba a leer y escribir a los niños de su barrio, y el triunfo de la Revolución la sorprendió estudiando el tercer año en la Escuela Normal de La Habana.

«Me incorporé al primer contingente de maestros voluntarios y fui para la zona oriental. Tenía 17 años y ninguna práctica, porque en aquella época no se vinculaba desde temprano al profesor con el aula, como ahora.

«Luego me sumé a la Campaña de Alfabetización. Me ubicaron en el cuartón de La Piedra, en Pilón, y me designaron responsable de 18 alfabetizadores. Casi todos eran niños de 12 y 13 años, de La Habana. Los campesinos de la zona eran muy buenos y nos acogieron muy bien, tengo de esa etapa los mejores recuerdos.

«Al terminar la Campaña me quedé por cinco años dando clases en las montañas, y luego, como me había casado y mi esposo trabajaba en Santiago de Cuba, trabajé en secundarias básicas de esa ciudad y luego en la capital.

«En 1974, cuando se funda la Escuela Formadora de Maestros Salvador Allende, me incorporé a ese centro, y por último, antes de jubilarme, ocupé el cargo de metodóloga en la provincia de La Habana».

En todos sus años de labor Norma ha estado involucrada en disímiles tareas, todas vinculadas con el magisterio: asesora en diversas instancias, organizando eventos como las Olimpiadas del saber o encuentros con la Historia; en la Universidad de Ciencias Pedagógicas, así como en la elaboración de un texto sobre Educación Cívica y otro sobre Didáctica de las Humanidades.

«Mis compañeros de trabajo, en broma, me dicen: “Norma, yo quiero ser como tú cuando sea grande”. Creo que este ímpetu se debe a que mi padre fue mambí y esa sangre corre por mis venas, así que no me rindo fácil», afirma sonriente.

«Para cualquier tarea digo siempre que sí, y mientras la salud me acompañe trataré de seguir, pues así me siento realizada».

—¿Cómo ve usted la actual formación de maestros?

—A estos muchachos que tengo hoy los asesoro, los atiendo, no solo para que se preparen para la Universidad, sino para ver sus habilidades, su interés por el magisterio. Algunos son brillantes, otros no, esa es la realidad.

«Ellos son de la última graduación del plan emergente y pensamos que no sea necesario volverlo a abrir. El éxodo de maestros se produjo mayormente por el período especial, y aunque el país no tiene posibilidades de darles hoy otros estímulos, lo principal es recibir el amor de sus alumnos.

«Pienso que haber regresado a las escuelas formadoras de maestros es un símbolo de recuperación. Nunca debieron cerrarse y hay que seguirlas perfeccionando. Si antes entraban con noveno grado, por qué no seguirlo haciendo así. Lo importante es formarlos con calidad, con exigencia, para tener el maestro que necesitamos. Los programas están estructurados con mucho acierto y se han ido rectificando con la práctica».

—¿Cuál es el principal consejo que da a sus alumnos?

—Que sean ejemplo. No solo en el aula, en todos los momentos de la vida, porque el maestro es maestro siempre. Y quien no se respeta a sí mismo, no es capaz de enseñar.

Alumnos que son maestros

Marcia y David Rodríguez son dos de los jóvenes maestros-alumnos de la profesora Norma. Ambos imparten clases en escuelas primarias de la capital, mientras terminan su preuniversitario y se preparan para las pruebas de ingreso a la enseñanza superior.

«Es una magnífica profesora, sus clases son perfectas. Me encanta su manera de expresarse, la relación que mantiene con nosotros. De su experiencia pedagógica lo tomaría todo», asegura Marcia.

«A mí lo que más me aporta es ver los conocimientos que posee, su formación, eso le permite explicar de una manera que todos entendemos, porque de manera sencilla nos enseña a razonar», aporta David.

Ambos jóvenes están enamorados de su profesión, y aseguran que lo que más les satisface es la bella relación que establecen con «sus niños».

«Estoy dando cuarto grado en la escuela primaria Alfredo Miguel Aguayo, de Diez de Octubre. Es un año difícil, pero me siento bien, me gusta lo que hago. Espero matricular Psicología en la Universidad, pero no voy a abandonar el aula, sino que esos conocimientos me ayudarán a entender mejor a mis alumnos», dice David.

«Yo doy clases en tercer grado de la escuela primaria Vicente Ponce Carrasco, de La Lisa. Un día —recuerda Marcia— me llamaron de la dirección, y cuando regresé al aula había tres niños llorando, porque pensaron que yo me iba del centro. Ese amor que ellos sienten por mí es lo más bello que se puede recibir».

— ¿Qué es lo que no le puede faltar a un maestro?

«Ser ejemplo, porque los niños se fijan en todo, en lo que uno ni se imagina; por eso no se puede improvisar para dar una clase, hay que prepararse bien», afirma David. Mientras Marcia asegura: «Yo creo que pasión y amor, la profesión de maestro tiene que ser así».

 

TEMA EDUCATIVO.





Diálogo en torno a una redacción escolar

POR: Manuel Matos Moquete

En una mesa del salón de profesores del liceo, dos profesores ideales, el profesor X y el profesor Y, se encuentran en el proceso de corrección de las composiciones de los alumnos del Cuarto Grado de la Educación Media. El profesor X abre un paquete con los trabajos de sus alumnos, los hojea, los observa, los muestra a su colega, el profesor Y. Ambos proceden a la revisión, al tiempo que intercambian reflexiones y toman decisiones.

Profesor X. La enseñanza de la comunicación escrita es primordial en mi clase, sin detrimento de la oral. En el proceso de escritura es donde las palabras se manejan como un verdadero arte.

Profesor Y. Muy bien profesor. Ahora déjeme ver esas composiciones.

Profesor X. Fíjese en lo mal que escribe ese muchacho, a pesar de lo tanto que le he remachado la importancia de la lengua. Es una redacción pobre y confusa en el uso de los sustantivos, los verbos, los adjetivos y los adverbios, categorías cuyos empleos desconoce. Y en cuanto a las conjunciones y preposiciones ni se diga, no están donde deben ir. Están ausentes o sobran.

Profesor Y. Y todo eso porque ese alumno no escribe realmente, su narración es oral. Es una oralidad transcrita. Realmente no tiene conciencia de la escritura. De ahí el carácter espontáneo y poco entendible del texto. De entrada, por esos defectos de la escritura yo le quitaría tres puntos de los diez que vale la composición.

Profesor X. “Es ego quien dice ego”, decía un lingüista, pero ese alumno no usa el nombre y el pronombre personal como se debe, que permitan tener una imagen del narrador... Habla de Juan y de yo como personas distintas cuando la composición es una narración autobiográfica. Ignora que el uso de la primera persona es esencial para el desarrollo de la identidad personal. Por otra parte, tiene una pésima ortografía, escribió ayer con h, necesidad con dos eses y puso un acento en la o de arroz. Por esas faltas no tenemos más remedio que reducirle dos puntos más, aunque le queden solamente cinco puntos.

Profesor Y. Así es, profesor, yo le quitaría hasta más. El manejo de los pronombres y la ortografía es esencial. Pero, dígame profesor, cuántos le debemos quitar por los signos de puntuación, pues por lo que observo, la redacción no usa el punto, la coma y el punto y coma. Es un texto continuo, corrido, desde el principio al final.

Profesor X ¿Por los signos de puntuación? ¡Oh!, eso es los más importante. Hay algunos, pero donde no van. Por eso yo le quitaría algo, un punto, por lo menos, para que aprenda a separar oraciones e ideas.

Profesor Y. Ciertamente, le podemos quitar otro punto para no ser tan severos con ese alumno. Pero, por otro lado, las palabras encierran conceptos y por tanto son recursos principales de que dispone el ser humano para el desarrollo del razonamiento y la conceptualización a través de formas como los modos, los tiempos y los aspectos de la lengua.

Profesor X. Las palabras no solo encierran conceptos sino también valores. Son valores palabras como amor, libertad, honestidad. Por tanto, en el uso de la lengua las palabras sirven al desarrollo de los conceptos, de valores y actitudes.

Profesor Y. Es cierto, existe una terminología valórica que el alumno nunca usa, pero, el pobre, es que me da pena por él, pues solamente le quedarían cuatro puntos.

Profesor X. No importa, profesor, para el desarrollo conceptual, el vocabulario es esencial. De ahí que las prácticas de enriquecimiento léxico son tan importantes. La importancia del léxico ha estado avalada por los tipos de recursos y estrategias de que se han valido los hablantes, los especialistas y las instituciones lingüísticas, como las academias de la lengua. Por un lado, la constitución de diccionarios y glosarios para la formación y desarrollo en abstracto de los conceptos y el caudal léxico: por otro lado, el uso de la lengua en contextos y situaciones, o lo que es lo mismo, en forma de comunicación oral y escrita o artes del lenguaje.

Profesor Y. ¿Usted imparte a sus alumnos los ejercicios de mapa semántico y mapa lexical, de búsqueda de palabras desconocidas en diccionarios y de trabajo del significado contextual de las palabras? Le pregunto porque parecería que ese alumno no conoce nada de eso. Fíjese en la pobreza léxica de su redacción, habla de cosa, vaina, repite las mismas palabras y las usa sin propiedad. Por los problemas de deficiencia léxica yo le quitaría no menos de dos puntos, aunque solamente obtenga dos puntos por la redacción.

Profesor X. Realmente estoy aturdido, no esperaba que las faltas de ese alumno fueran tantas en ese aspecto. Es uno de los mejores de mi clase, incluso creía que era el mejor del bachillerato. Si algo yo enseño en mis clases es el manejo de la palabra. Digo a mis alumnos que tener un vocabulario rico contribuye al conocimiento y a la valoración de los referentes de la realidad, sobre todo cuando apunta a procesos como la designación, la denominación, la descripción, la clasificación, la enumeración y el análisis. Hago hincapié en las categorías del sustantivo, el verbo, el adjetivo, los adverbios. Hago inventarios de esas palabras en textos leídos; trabajo con ellos las palabras en contexto, no la palabra aislada. Repaso con ellos el valor significativo y el valor connotativo en textos expositivos y en textos literarios.

Pero, parece que esos alumnos no tienen cabeza, no aprenden nada. Escuche profesor cómo les explico la importancia del léxico. Les digo: Existen dos esquemas de realización de la lengua, los cuales son los ámbitos de existencia de las palabras. La forma abstracta y forma concreta. La abstracta es el modelo de la lengua, en el cual las palabras tienen valor de signos, es decir, son unidades de significados y significantes y en ese rol son responsables de la percepción sonora de la lengua y de otros sonidos no lingüísticos y de la construcción de los conceptos de la realidad. La forma concreta es el modelo del discurso, en el cual las palabras léxicas, fundamentalmente, constituyen los núcleos del pensamiento, la emoción y las imágenes en la comunicación en términos de palabras clave, campos lexicales o vocabulario que corresponden a los temas, los tópicos, los ideologema y las ideas o ideologías centrales del texto. Eso es lo más fácil, pero parece que no aprendieron mis lecciones, y eso me avergüenza, puesto que no se justifica la pobreza léxica de ese muchacho, que bien se merece que le quitemos dos puntos más, aunque obtenga cero punto en la redacción.

Profesor Y. El profesor Y mira con compasión al profesor X. Lo siente alicaído y confuso, como experimentando un sentimiento de culpa por las faltas de su alumno. Y para suavizar el ambiente, le dice: No se preocupe, profesor, mis alumnos son así, a pesar de los esfuerzos que hago. Luego agrega: Es que la lengua es difícil, puesto que fíjese profesor, ese texto del alumno no tiene coherencia. ¿Y cuál es el tema y el contenido desarrollados a lo largo del texto? Eso no se ve claro, pues pasa de un asunto al otro y no asegura la progresión temática.

No expone una historia con claridad y continuidad. No hay ideas desarrolladas con alguna lógica del pensamiento. Una redacción sin tema, sin tópicos y sin ideas claras y bien desarrolladas no es redacción. Es un amasijo de palabras inconexas que dificulta la comprensión de la lectura, y observe profesor que es imposible identificar las palabras claves al carecer de coherencia. Ese solo error equivaldría a la mitad de la puntuación, pero como no le quedan más, vamos a abrir a ese alumno una cuenta de débito por un valor de tres puntos.

Profesor X. Ciertamente, profesor, lo que pasa es que el texto carece de cohesión, y sin esto no puede tener coherencia. Esta es una falla de dimensión semejante a la de la coherencia. ¿Porque cómo puede haber progresión de las ideas y de acontecimientos si no se redactan oraciones y párrafos formalmente relacionados entre sí? Las oraciones son extensas y no se relacionan a través de conectores u otros recursos anafóricos que anuden las proposiciones. Las oraciones no forman párrafos. Por la ausencia de ese aspecto formal, pero esencial, yo le quitaría a esa composición no menos de dos puntos, lo cual representaría para el alumno un déficit de cinco puntos, que se suman a los diez perdidos y que eran el valor total de la evaluación.

Profesor Y. Es verdad, profesor, ahora que me fijo bien, no sé qué hacer con esa redacción. Porque, además, no le veo ni pie ni cabeza. Está hecha sin propósito y sin estrategia comunicativa. Se pretende que es una narración de una experiencia personal, pero ese acto de habla no se destaca. ¿Cuál es el acto de habla principal? ¿Cuál es la historia que se cuenta? ¿Cuáles son los acontecimientos que se narran? No se sabe si narra, describe, argumenta etc. Yo le quitaría…

Profesor X…y tanto que he enseñado a mis alumnos que el arte de la palabra se juega en los actos de habla, que son las unidades básicas de la comunicación. Los actos de habla son las acciones que producen los hablantes en el proceso de la comunicación y estas se identifican a través de los verbos. Esas categorías son las responsables de que cada una de las acciones y del proceso de predicación de las oraciones.

En esos procesos se producen, a partir de las funciones sujeto y predicado, cuyos núcleos son respectivamente los sustantivos y los verbos, las ideas y los juicios sobre las cosas y las personas. Sin embargo, en esta redacción no se observa nada de eso. No se extrae ningún argumento. Y por lo tanto, profesor, con el dolor de mi alma yo quitaría cuatro puntos más a ese alumno, quien desde este momento tiene una calificación de menos nueve puntos.

Profesor Y. Así se hace, profesor, aunque sean sus alumnos. Con los míos yo hago lo mismo. Sobre todo cuando veo en esa redacción cosas como esta: no posee un inicio, no se percibe el nudo y tampoco termina en un desenlace. Esa es una falta grave en cualquier tipo de comunicación, carecer de introducción, el desarrollo y la conclusión. Eso solamente merece que a ese alumno se le quite cinco puntos más, porque sin esquema de composición, sencillamente no es posible comunicar.

Profesor X. Pero, fíjese profesor, que a ese muchacho le hemos quitado los diez puntos de la composición, y luego menos nueve. Entonces, con ese tamaño error que representa no seguir un esquema de composición, su déficit aumentaría a menos catorce. ¿No será eso una exageración? Le hemos quitado un total de diecinueve puntos.

Profesor Y. Yo se lo dije, profesor, que el buen uso de la lengua es difícil, y redactar mucho más. Su alumno no solo reprobó, sino que, debiendo catorce puntos, todavía no termina la corrección. Ahora observo, quizás la falta más grave de esta composición: la situación de comunicación. No se sabe cuándo, dónde y a quién alude la narración. No hay idea del país y la cultura en que se sitúa. Por el estilo empleado, si a eso puede llamarse estilo, no se advierte bien el destinatario. A veces, es culto, con palabras rebuscadas, a veces muy populares y hasta vulgares. Tanto parece que es lengua oral, tanto que es escrita. Y quien redacta mezcla las personas, no sabiéndose si el texto fue redactado en primera o en tercera persona. Incluso emplea la segunda, cuando dice: “Tú sabes que uno no resiste el hambre cuando es joven, por eso, ellos, nosotros no paramos de comer en vacaciones, yo hice lo mismo”. ¿Qué pasará con ese alumno si sigue redactando así? ¿Qué será de él?

Profesor X. Lo mismo que debe pasar con todos los hablantes. Tener conciencia de que la lengua se estudia como ciencia y se usa como arte. Es preciso describir, aun sea brevemente, ese doble estatus de un mismo fenómeno. Ciencia es abstracción, conceptualización, clasificación; análisis y síntesis. Arte es uso, instrumentación, aplicación, actividad e impacto.

Desde la perspectiva de las ciencias del lenguaje, el conocimiento de la lengua se centra, en forma abstracta, en las funciones representativas y designativas en tanto que es sistema de signos. Pero, desde el punto de vista de las artes del lenguaje, esas funciones se concretan, desembocan, como meta y fin de la lengua, en el discurso. Éste, a su vez, se particulariza en el producto más concreto de la comunicación lingüística: el texto en sus diversos géneros, tipos y manifestaciones. Textos orales y escritos en forma pasiva, o comprensión, y en forma activa o producción; de carácter literario y no literario.

Como arte, la lengua remite al uso y a los usuarios; como ciencia, al conocimiento sistemático del amplio campo del lenguaje a cargo de diversas disciplinas, entre las cuales se destaca la lingüística

Como ciencia, la lengua es conceptuada y analizada en sus partes, luego reconstruida como sistema. Por ejemplo la palabra, en general, el léxico, el vocabulario, puede ser observada como abstracción, nivel de análisis, unidad lingüística, parte de un sistema. En ese sentido, forma parte de la dimensión morfológica de la lengua; pero como arte, el léxico se concreta en la manifestación reducida del número, la clase y el uso de las palabras seleccionadas por un hablante en una situación, en un contexto, en un texto.

Profesor Y. Yo abordo así, en mi clase de español, la enseñanza de la lengua como uso: destrezas, habilidades, competencias. Y se orienta el tratamiento a la consideración de las capacidades básicas que todos los hablantes de una lengua deben aprender, desarrollar y dominar en los diferentes contextos y situaciones de la comunicación verbal: comprensión oral y expresión o producción oral, comprensión escrita y expresión o producción escrita.

Además de esas artes fundamentales e integrales en las que funciona la palabra, el léxico, el vocabulario, en tanto que arte particular de las capacidades básicas, existen otras, auxiliares y parciales, de valor normativo: la prosodia, la ortografía y la gramática. Esos aspectos son otras tantas dimensiones en las que se manifiesta la palabra como apoyo a las artes básicas del lenguaje. Como la palabra misma, esas artes auxiliares son formas y recursos al servicio de las artes del lenguaje. Su conocimiento, uso y aprendizaje adecuados solo es posible en el proceso de uso y aprendizaje de la lengua a través de: escuchar, hablar, leer y escribir.

Profesor X. Muy bien profesor, usted y yo estamos de acuerdo. Y es normal que así sea, pues seguimos el mismo enfoque funcional y comunicativo del currículo de Lengua Española. El enfoque que planteamos a los alumnos es el de la palabra como arte en su más amplio sentido, dentro de las denominadas artes del lenguaje: escuchar, hablar, leer y escribir.

Lo que pasa es que, al parecer, ese enfoque y nuestras teorías no son comprendidos ni aplicados por los estudiantes. Nuestra evaluación debe tomar en cuenta esa realidad, y por eso le propongo, profesor, dejar sin efecto la calificación asignada a ese alumno y dar una reposición a todo el cuarto del bachillerato en lectura y redacción, a ver si mejoran el uso de la lengua.

Profesor Y. Así sea, profesor. Manos a la obra.

 



Cortesía: Diario Libre

martes, 30 de septiembre de 2014

TEMAS EDUCATIVOS.


 
¿Pueden algún día desaparecer los exámenes(evaluación estudiantil)?

Los exámenes son la pesadilla de muchos estudiantes. Representan la única oportunidad de volcar en el papel meses o años de aprendizaje y pueden crear o destruir las perspectivas de una futura carrera.
El problema reside en que tomar un examen en un momento designado por el calendario nunca fue la manera ideal de determinar el nivel de conocimiento. Tal vez ocurra en el día ideal para algunos estudiantes, pero no para otros.
Sin embargo, esto podría no ser así. A medida que la enseñanza se vuelve online ya no tenemos la necesidad de esperar al final de un curso para hacer evaluaciones.
En cambio, hay programas de computadora que pueden evaluar el entendimiento analizando cada clic y tecla presionados por el estudiante durante el proceso de aprendizaje. Entonces, ¿lograremos finalmente deshacernos del temido examen final?
Una mejor opción sería un sistema que les permitiera a los estudiantes avanzar a su propio ritmo mientras asimilan el material, dice Julia Freeland, investigadora de Educación del Clayton Christensen Institute for Disruptive Innovation de San Mateo, en California, EE.UU.
Este sistema se llama “aprendizaje basado en competencias” y requiere un programa educativo hecho a la medida de cada estudiante.
Claramente, puede ser un desafío para los docentes en un aula llena. Sin embargo, si el material se ofrece en internet y el aporte del estudiante se analiza automáticamente por computadora, los estudiantes pueden ser evaluados individualmente, hasta el punto de que el programa pueda identificar cuándo cada alumno da su máximo potencial en un examen.
Basado en competencias
Freeland sostiene que el software de aprendizaje basado en competencias se está usando en escuelas secundarias y universidades en todo Estados Unidos. La escuela secundaria Virtual Learning Academy Charter School del estado de Nuevo Hampshire es un ejemplo. La Western Governors University, una universidad online con sede en Salt Lake City, Utah, comenzó a usar el software de aprendizaje basado en competencias en el 2012. La Arizona State University hizo lo mismo en el 2011.
La idea del software es relativamente sencilla: recoge información sobre la actividad del alumno en un sitio web –con las páginas que visitó y, por ejemplo, si leyó un texto o vio un video– y la combina con datos sobre el desempeño del estudiante en pruebas informales y cuestionarios para establecer en tiempo real su comprensión sobre un tema.
Cuando su entendimiento alcanza un nivel predeterminado, se le presentan conceptos nuevos o se le da la oportunidad de rendir un examen formal.
Desde que esta estrategia de aprendizaje basada en competencias se aplicó en ciertas clases de la Arizona State University, el número de aprobados creció. Philip Regier, el decano del área online de la universidad, dice que tienen planes de hacer “carreras íntegramente adaptativas”.
Algunas empresas llevan a esta tecnología aún más lejos y usan software de inteligencia artificial que modifica todo el tiempo la forma en la que el individuo recibe información nueva. En solo unas semanas, aseguran sus creadores, estos algoritmos pueden incluso identificar a qué hora del día un estudiante está más receptivo a las clases sobre cierta materia.
David Liu, jefe de operaciones de Knewton, una compañía de aprendizaje adaptativo con sede en Nueva York, señala que recién en los últimos años la tecnología ha hecho posible este tipo de educación. Knewton fue fundada hace seis años y el almacenamiento de datos online avanzó tanto que Liu sostiene que la compañía conoce mejor que nadie el gran progreso de sus estudiantes.
Otras compañías hacen afirmaciones similares. Entre los sitios web educacionales más famosos está el de la Khan Academy, que no tiene fines de lucro y su sede está en Mountain View, California. “Podemos decirle al usuario durante todo el proceso y con gran exactitud: Este es tu desempeño ahora mismo”, afirma Jace Kohlmeier, el líder del equipo analítico de la Khan Academy.
Sin embargo, los estudiantes evaluados por Knewton y Khan Academy aún no se han librado de las salas de exámenes. Para que eso suceda deberían cambiar ciertos hábitos muy arraigados en el sistema educativo.

Exámenes son necesarios
En esencia, según Julia Freeland, en países como Estados Unidos los exámenes todavía son necesarios en las escuelas secundarias para evaluar el desempeño. Además, los exámenes de certificación profesional para alumnos en edad secundaria o universitaria siguen siendo una herramienta importante para que los empleadores evalúen a sus candidatos.
Mientras tanto, los algoritmos que usan las compañías como Knewton para evaluar a los estudiantes están en constante mejora y, tal vez, algún día su precisión sea imposible de ignorar.
“Cuando tengamos suficientes estudiantes y datos en nuestro sistema podremos decir qué tan bien le va a un estudiante en una determinada materia con solo unos percentiles de error”, afirma Liu.
También vale mencionar que el software de aprendizaje que se está usando en algunas escuelas y universidades está empezando a emplearse en el mundo de los negocios. “Por ejemplo, Cisco (fabricante de productos de redes informáticas) cuenta con un programa online de capacitación y certificación llamado NetAcad para identificar a candidatos talentosos”, cuenta Freeland. Liu dice que Knewton trabaja con varias compañías –e incluso oficinas gubernamentales– implementando su software educativo más allá del aula de clases.
Este tipo de emprendimientos hacen pensar que el mundo de los negocios podría llegar a apreciar el potencial del software de aprendizaje basado en competencias para identificar el talento. Eso podría retroalimentarse al sistema educativo y desplazar a los exámenes tradicionales. “Después de todo”, dice Freeland, “los empleadores están más que interesados en opinar cómo se debe calificar a los estudiantes”.
Por lo pronto, si usted tiene un examen en el futuro cercano, sería prudente que se pusiera a estudiar.
 
Cortesías: BBC

lunes, 29 de septiembre de 2014

Recursos pasa estudiar el sistema métrico decimal.

 
 
El Sistema Internacional de Unidades está formado por siete unidades, entre las que se encuentra el metro. Os proponemos una recopilación de recursos para estudiar esta unidad de medida, además de sus múltiplos y submúltiplos. En ellos se incluyen sencillas explicaciones, actividades interactivas, ejercicios de repaso…
Recurso Longitud. Explorando el SMD1.Longitud. Explorando el SMD: Su interfaz se caracteriza por sus vivos colores y la forma de repasar el sistema métrico decimal resulta muy curiosa, empleando para ello animales de diferente tamaño. Cuenta, además, con un ejercicio que consiste en elegir la unidad apropiada para cada uno de los elementos que aparece en pantalla y otro en el que hay que completar una escalera colocando las medidas del sistema métrico decimal. Otra de las actividades consiste en convertir las medidas del sistema en sus múltiplos y divisores.
Recurso La longitud2.La longitud: Una máquina que cambia de unidad de medida, ejercicios de completar, un conversor de cantidades, operaciones de cálculo, cómo medir una alfombra o una mesa, el dibujo de varias figuras con un determinado perímetro… Éstas son algunas de las propuestas disponibles en este sitio web, que también tiene un espacio con una amplia batería de ejercicios que el alumnado puede hacer no sólo en el aula sino también en clase.
Recurso El decímetro y el centímetro3.El decímetro y el centímetro: Con este juego, los estudiantes comprobarán sus conocimientos y tendrán la oportunidad de enfrentarse entre sí, cada uno utilizando su ordenador. ¿Qué tienen que hacer? Deben averiguar una serie de equivalencias entre decímetros y centímetros y ayudar al caballito de mar que tienen en pantalla a esquivar las medusas que va encontrándose en el camino.
Recurso Fichas para trabajar la medida de longitud4. Fichas para trabajar: En este enlace encontramos varias actividades a realizar. Los estudiantes tienen que describir situaciones en las que emplear unidades de longitud mayores y menores que el metro, expresar en determinadas medidas las cantidades indicadas, indicar cuál es la longitud útil para (por ejemplo) medir la anchura de una carretera, resolver problemas matemáticos…
Recurso Medir es comparar5.Medir es comparar: Se trata de una propuesta enfocada a comparar la longitud de elementos y objetos cotidianos de una forma didáctica y amena. De especial utilidad para el alumnado de Primaria.
 
 
 
CORTESÍAS: EDUCACIÓN 3.0

domingo, 21 de septiembre de 2014

TOCANDO UN COSTADO DE LA EDUCACION.




Las 11 cosas que los maestros de tus hijos no te dicen.

 
Te presentamos las confesiones que jamás escucharás de un maestro, no te las pierdas.

 

1.- Lidiar con niños pequeños no es nada fácil, así que no nos diga que nuestro trabajo es “muy lindo” y que le gustaría dibujar y colorear todo el día.

2.-No nos culpen si su hijo reprueba porque no soporta la exigencia de los colegios, con mucha carga horaria, a los que ustedes insisten que el chico asista.

3.-No soy consejera matrimonial. Cuando tenga una reunión con usted, hablemos sólo de los avances de su hijo, y no de que su esposo no la ayuda en la casa.

4.-A veces sus hijos no respetan al prójimo. Pero cuando en una entrevista, ustedes gritan, nos menosprecian o insultan, ahí entendemos perfectamente por qué ese chico también lo hace. Los modales de los alumnos son reflejo de los de sus padres.

5.-Antes, los chicos salían al patio a jugar y resolvían solos sus diferencias. Ahora, en la era de la tecnología, no tienen habilidades para comunicarse. No saben cómo arreglar sus rencillas, y acuden a la maestra para que ella las solucione.

6.-Su hijo quizá sea el centro de su universo, pero yo tengo que compartir el mío con otros 25 chicos.

7.-Por favor, pida a su hijo que no envíe mensajes de texto por su celular en horas de clase.

8.-Algunos futbolistas ganan sumas millonarias al año por patear una pelota durante 90 minutos en cada partido. Nosotros educamos a los líderes del futuro, y ganamos muchísimo menos que los futbolistas.

9.-Los chicos revelan los secretos de la familia: dinero, religión, política, la vasectomía de papá...

10.-Enséñeles todos los hábitos de higiene, ¡incluyendo el del control de piojos! Revisar las cabezas de todos los chicos nos lleva mucho tiempo y no podemos solucionar el problema en la escuela.

11.- Solemos recordar a los niños que son alegres, respetuosos y de buen corazón, y no forzosamente a los que sacan las calificaciones más altas.

 

 


Fuentes: Federación Estadounidense de Maestros; entrevistas a maestros de primaria y secundaria de Georgia, California, Minnesota, Connecticut y Iowa, realizadas por Neena Samuel. Micaela Nerguizian, docente, entrevistada por Fernanda Pinto.

miércoles, 3 de septiembre de 2014




Las 10 competencias del docente moderno

 

 La educación es un campo en constante evolución, lo cual exige que los docentes se renueven y que estén al día de las últimas novedades.

Por ello, a las competencias tradicionales necesarias para ser un buen docente, es necesario sumar algunas otras que han cobrado fuerza en los últimos años y que son imprescindibles. Éstas son, según nuestra opinión, las 10 competencias del docente moderno.

 Las 10 competencias del docente moderno.

 Competencias tradicionales Estas 6 primeras competencias no son nuevas pero su importancia se ve incrementada notablemente para el docente moderno.

 #1 Comprometido: Es fundamental que el docente esté comprometido con su trabajo y con la educación de los jóvenes. La responsabilidad que recae en las manos de un profesor es enorme, por lo que éste debe ser consciente de ello y amar su profesión.

 #2 Preparado: La formación académica es otra de las competencias tradicionales que se le exigen a un docente. Este requisito va en aumento en una sociedad cada vez más preparada y competente. Cuanto mejor esté preparado esté el docente, mejor.

#3 Organizado: Una buena organización y planificación del curso por anticipado son factores clave para el éxito del mismo. Es muy importante que el docente organice adecuadamente el temario a impartir y el tiempo para poder cubrirlo en su integridad.

 #4 Tolerante: En una sociedad cada vez más diversa y multicultural, es necesario que el docente no tenga prejuicios y que trate por igual a todos los estudiantes sin mostrar favoritismos.

#5 Abierto a Preguntas: El debate y la colaboración en clase son esenciales para estimular a los alumnos y para poner en práctica nuevas técnicas de enseñanza. El docente debe estar abierto a responder preguntas de sus alumnos y mostrarse colaborativo.

 #6 Contador de Historias: Una de las mejores formas de enseñar y trasmitir ideas es a través de las historias. Los mejores profesores usan este método en sus clases desde hace siglos. Debido a su efectividad, esta técnica es usada hoy en día no solo por los profesores, sino también por muchos otros profesionales, como los especialistas de Marketing en sus campañas. Nuevas competencias A estas competencias tradicionales es necesario añadirle otras competencias asociadas a las nuevas tecnologías. Con ellas los educadores pasan a convertirse en docentes modernos.

#7 Innovador: El docente moderno debe estar dispuesto a innovar y probar cosas nuevas; tanto técnicas de enseñanza como apps educativas, herramientas TIC y dispositivos electrónicos. El docente moderno debe ser un “early adopter”.

 #8 Entusiasta de las Nuevas Tecnologías: El docente moderno no sólo debe ser innovador sino también un amante de las nuevas tecnologías. Ya sean iPads, proyectores o pizarras digitales, debe anticiparse a sus alumnos y estar a la búsqueda constante de nuevas TICs que implementar en sus clases.

 #9 Social: Una de las competencias del docente tradicional era estar abierto a las preguntas. El docente tradicional debe acentuar esta competencia y llevar la conversación a las redes sociales para explorar posibilidades fuera de la propia clase. Te aconsejamos nuestro artículo “Twitter en el Aula: Ideas para profesores” para explorar este punto en profundidad.

#10 Friki: En el buen sentido de la palabra. Internet es la mayor fuente de conocimiento que el ser humano ha conocido, por lo que un docente moderno debe ser una persona curiosa. Alguien que esté siempre investigando y buscando datos e información novedosa que pueda usar para retar a sus alumnos. ¿Cuáles son para ti las competencias del docente moderno? ¿Añadirías alguna otra?

 

Diego Santos

Fuente: Examtime.es

FOTO: MINNIE VILLAMAR/CUARTOSCURO.COM -