Un buen director, ¿nace o se hace?
Según el experto estadounidense de la universidad de Toronto, Stephen
Anderson, una de las funciones más difícil para un director es delegar.
Algunas personas, más que otras, tienen una disposición
natural al liderazgo, saben manejar las relaciones personales y son capaces de
comunicar una visión que inspire a los demás a trabajar juntos hacia las metas
fijadas.
Sin embargo, no se requiere una "predisponibilidad
genética" ni mucho menos, para ser un buen director de escuela; basta con
las ganas de superarse.
El director del Centro Internacional para el Cambio
Educativo de la Universidad de Toronto, Stephen Anderson, ha realizado
diferentes actividades relacionadas con el liderazgo directivo. El académico es
enfático en aclarar que las prácticas que hacen a un buen director, se pueden
aprender.
"Cuando hablamos de gestión de datos para informar
el desarrollo de un plan de mejoramiento escolar, no es algo que dependa de las
aptitudes personales (dice), sino que es una destreza que aprendemos".
Hay suficiente conocimiento acerca de cómo crear la
estructura más adecuada para favorecer un ambiente de trabajo colaborativo
entre los docentes, de modo que se trabaje organizadamente en pos de objetivos
comunes. Y ese conocimiento puede ser traspasado a las personas.
Las prácticas que conllevan a mejorar los resultados y a
sostenerlos, se aprenden. Sin embargo, saber que son importantes es diferente a
alcanzar un dominio sobre estas prácticas. Todos van a estar de acuerdo en que
es importante que el director o el equipo directivo participe y facilite el
perfeccionamiento continuo de los docentes, pero lo puede hacer de una manera
no efectiva, aunque conozca el principio.
El académico puntualiza que algunos sostenedores piensan
que el liderazgo es una aptitud innata y lo único que pueden hacer es
seleccionar a las personas adecuadas o desechar a quienes no demuestren la
actitud. Pero, "en muchos casos hay una base de evidencia empírica de lo
que se debe saber y hacer para llegar a un resultado positivo en los
establecimientos, y no depende solo de las posiciones de liderazgo".
¿En qué se equivoca más un director?
Según Stephen Anderson, lo más difícil para un director
es delegar: " los directores más eficaces no tratan de controlarlo todo;
las responsabilidades de la escuela - en el camino al mejoramiento-, son
compartidas".
Como en toda posición de liderazgo, es necesario tener
confianza en los otros adultos y sus capacidades de resolver los problemas que
se enfrentan, así como crear las condiciones para que lo puedan hacer.
En cambio, un error frecuente es que los directivos
busquen imponer sus propias visiones sin la colaboración verdadera y genuina de
los demás.
Una dificultad adicional para los directores de escuela
en nuestros días, es la necesidad de interpretar y utilizar datos sobre los
resultados de aprendizaje. Para superar los problemas hay que identificarlos
correctamente.
Hoy en día las escuelas deben cumplir planes de
mejoramiento escolar, y los directivos no cuentan con ninguna formación en este
punto. "Los directores lo están aprendiendo pero en el trabajo, no en las
aulas de formación de la universidad o los ministerios de educación",
añade Anderson. Contar con estas habilidades es un gran desafío, porque las
escuelas tienen que rendir cuentas de sus resultados y hay consecuencias
aparejadas.
Una tercera dificultad para los directores de escuelas
tiene que ver con que la situación actual exige de ellos una comprensión
elemental de los principios pedagógicos, para que puedan identificar los
problemas y mejorar la calidad de instrucción en la escuela. No basta con
analizar y comprender los resultados de aprendizaje sino que es necesario
conocer cuáles son las buenas prácticas a nivel de aula.
No se requiere que el director sea experto, porque no
puede serlo en todas las disciplinas, pero tiene que ser capaz de evaluar una
conversación y de observar la sala de clases de una manera efectiva.
Hace 20 o 30 años los cursos para directores estaban más
bien alineados a la administración, el manejo de financiamiento y recursos
humanos. Hoy la formación de directivos apunta más a cómo influir sobre las
prácticas de docentes para llegar a un mejor resultado.
Existen cambios de estructura y condiciones de trabajo,
cuya utilidad ha sido demostrada para ayudar a los docentes en su misión de
enseñar.
Este cambio de perspectiva se debió a que el enfoque se
daba en la práctica, pero sin ninguna evidencia de resultados. En la actualidad
se trabaja con los resultados sobre la mesa y se debe pensar en el
comportamiento de todos los indicadores hacia el mejoramiento y el cómo
sostenerlos cuando son buenos.
Fuente: Educando,
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