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jueves, 28 de marzo de 2013

EL DEBATE: Apuntes antropológicos sobre la apropiación social y resistencia de las TIC 
 

Por Walter Julián Quinchoa Cajas
Antropólogo e investigador del Grupo de Estudios Sociales Comparativos (GESC), Departamento de Antropología, Universidad del Cauca, Colombia.


Una de las tareas primordiales de la investigación sobre el uso de las nuevas tecnologías está referido a su contribución a la resolución de problemas en contextos locales (Santos 2003). La apropiación social de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) no sólo debe ser del interés de las políticas públicas, sino de las diversas disciplinas porque en este campo existen más interrogantes e investigaciones por desarrollar que respuestas frente a los procesos de apropiación social o resistencia de TIC en diferentes localidades. (1)
Este escrito presenta el análisis de algunos conceptos o categorías que se articulan como la apropiación social, la resistencia y TIC, en algunos casos reflexionado sobre el contexto colombiano. Muchos son los artículos que hablan de antropología cyborg, de antropología de la ciencia y la tecnología, etc. Sin embargo, ¿qué tanto conocemos de los antecedentes de estos subcampos epistemológicos? Sin duda, otras tradiciones académicas han marcado la pauta en ofrecer marcos teóricos y ¿la antropología en Iberoamérica qué tanto ha avanzado en esta materia? En lo que sigue se ofrecen algunos apuntes antropológicos (incipientes) sobre este tema en cuestión.
Antropología social de la tecnología, la apropiación social y la resistencia
Rodrigo Díaz (1995) ha planteado que es ingenuo evocar una antropología de la tecnología como trabajó en los años sesenta. Señala que se debe fortalecer la antropología social de la tecnología, debido a que es indispensable elaborar un marco conceptual renovado para abordar los temas en su integralidad. Al respecto, Selwyn (2003: 100) ha argüido “una base conceptual débil para fortalecer un profundo entendimiento de la tecnología y la sociedad” al referirse a la comprensión del no uso de las TIC. En efecto, Díaz (1995) propone el concepto de “sistemas socio-técnicos”, en los cuales se explique el cambio tecnológico y la articulación entre tecnología, sociedad y cultura. Esto es necesario debido a que se deben redefinir una nueva ruta de investigación que vaya más allá de la visión estándar de la tecnología (Pfaffenberger, 1992ª) para optar por posturas teóricas de la antropología cultural, política y simbólica que expliquen la relación entre el cambio y la tecnología. Así, Díaz (1995) aboga por una antropología social de la tecnología con miradas críticas y pluralistas frente al papel que la tecnología cumple en la vida diaria. Además, es importante que el concepto drama tecnológico (Pfaffenberger, 1992b) sea estudiado puesto que "puede ser definido (…) como la creación, apropiación, modificación, invalidación o destrucción de un SST [Sistema Socio Técnico]" (Díaz, 1995: 36. Énfasis mío). La antropología de la tecnología debe enriquecerse de diferentes elementos teóricos y metodológicos, que superen la separación de lo interpretativo y lo explicativo. (2)
A partir de otra perspectiva los aportes de Santos y Márquez (2003) destacan la contribución de la antropología de la tecnología para el análisis de casos locales en la relación tecnología-cultura. Proponen tres líneas de análisis antropológico: 1. Entender las nuevas tecnologías como procesos socio-culturales conflictivos y diversos; 2. Estimar que los procesos simbólicos de asimilación, diseño y desarrollo de nuevas tecnologías se expresan en el contexto; 3. Reflexionar críticamente el marco teórico-metodológico de la antropología y su relación con la tecnología, además, considerando las valoraciones de la tecnología y cultura en el marco de la antropología tradicional (Cfr. Santos y Márquez, 2003, citado en Martínez y Arellano, 2004: 97). Uno de los aspectos a tener en cuenta en los procesos de apropiación social, es la dimensión temporal que puede estar referida a las etapas de asimilación de las TIC, en aspectos como la curiosidad sobre estas tecnologías, su acceso, su uso y en algunas ocasiones la apropiación y en otras las resistencia sobre ellas (Cfr. Geslin, 2003).
La categoría “apropiación social” en las últimas dos décadas aproximadamente, ha venido empleándose con diferentes fines y matices, caso contrario a la conceptualización de la resistencia que está aún por ser abordada (Cfr. Escobar, 1999). (3) Sin embargo, Neüman ha sugerido que “la resistencia no tiene que ser un rechazo o no uso de la tecnología. La resistencia se da contra las mismas fuentes que impulsan la introducción de la tecnología en la sociedad pero utilizando a la propia tecnología luego de un proceso de apropiación” (2012, comunicación en línea). Así, la resistencia puede ser entendida como un proceso que amerita ser reflexionado y profundizado y que vaya más allá de manifestar una “posición política” (Neüman, 2008). Se plantea que este concepto está a la espera de ser explorado en contextos locales.
Neüman (2008), además, aboga por la contribución de un discurso sobre la comprensión y entendimiento de la apropiación social, en aras de articular proyectos que se haya trazando este mismo objetivo. Señala que la apropiación social “es el proceso por medio del cual grupos sociales marginales del sistema económico capitalista interactúan con la propuesta cultural, económica, organizacional y de consumo de ese sistema mediante formas de adjudicación de nuevos sentidos, usos y propósitos que actúan como filtros y les permite mantener su propio horizonte de comprensión del mundo” (Neüman, 2008). En efecto, la resistencia estaría ligada a la negociación de lo “nuevo” que llega a los grupos sociales.
Sin embargo, uno de los vacíos que se ha encontrado es la falta de profundización o lo indeterminado que resulta la apropiación a la hora de aplicar o articular con los procesos locales. Es por ello que se considera relevante retomar planteamientos de la apropiación cultural que nos remite al trabajo de Ziff y Rao (1997), donde se define como una adopción de aspectos culturales (desde artefactos hasta subjetividades) considerados esencialmente ajenos a una “cultura propia”, cuya característica apela a un fenómeno multidimensional que connota alguna forma de adoptar algo que puede ser individual o grupal. Berman (2004) asevera que la apropiación cultural, siguiendo a Ziff y Rao, incluye aspectos vinculados a la degradación cultural y que concierne a las relaciones de poder entre personas. Para él la apropiación cultural implica propiedad, aspecto problemático al analizar el rol que la tecnología asume dentro de los planes de vida de los pueblos indígenas, pues en algunos casos la tecnología es abordada como una herramienta al servicio del “desarrollo” de las culturas (Cfr. Mazabuel, 2001). (4) Desde otro punto de vista, Barrio desarrolla ciertos avances en esta definición porque tiene presente dos acepciones: “1) significa cambio de propietario y 2) refiere a adecuar algo a una cosa” (2008: 214 - 215). Según los análisis sobre este concepto, la primera noción introduce un forzamiento, hacer dueña a la sociedad de un conocimiento que hasta el momento resulta ajeno, que no tiene que ser necesariamente entendido en el marco de un sentido de “propiedad”. La apropiación social puede ser entendida como un "proceso de transmisión y de transformación" (Giraldo, 2006: 395), lo cual conlleva a la re-significación de tecnologías. Esto nos lleva a argüir que, tal y como lo sugiere Neüman (2008) siguiendo a Roberto Laz (1977), la apropiación social no es un concepto solamente sino también una categoría porque su complejidad en diferentes contextos así lo determina. Sin embargo, se debe reconocer que ha venido cambiando de acuerdo con los paradigmas en los cuales se inscribe. Algunos autores señalan que ha estado presente en la concepción de proyectos y políticas, empero, recientemente no se le ha dado la importancia como base fundamental de iniciativas de TIC (Botero, Rojas, Cadeac y Escobar, 2009; Neüman, 2008).
Chaparro (2004) es quien plantea desde una visión crítica el desafío de desarrollar una Sociedad del Conocimiento con capacidad para usar creativamente las nuevas tecnologías y sostiene que surgen dos grandes dimensiones que inciden en este proceso. El primero es el desafío de la conectividad en términos técnicos y el segundo, el desafío de la informatización real de la sociedad y de la economía “es un proceso más complejo que requiere de la apropiación social de estas nuevas tecnologías por parte de los diversos actores y sectores sociales, llevando a una integración creativa e innovadora de dichas tecnologías en las formas de actuar” (Chaparro, 2004: 2). Justamente aquí, uno de los planteamientos que cobran relevancia es que los proyectos no deben centrarse en llevar computadores y enseñar a utilizarlos sino que se debe tener en cuenta el entorno y la visión de mundo del grupo social y a la vez la interrelación con diferentes organizaciones de diversa índole donde lo importante es su articulación (Chaparro, 2004: 7). Finalmente, se debe decir que sobre la categoría apropiación se ha realizado mayor producción en comparación con el de resistencia que es relevante de analizar. La antropología social de la tecnología o cualquiera que sea el rótulo que lleve debe empezar a contribuir en el análisis de ambos porque co-existen y este proceso amerita abordar cuestionamientos como ¿Qué tanto se comprende aquello que se denomina resistencia en contextos locales? ¿Cómo entendemos la apropiación social desde lo local? Interrogantes que podrían ser las “cartas de navegación” en la continuación con la exploración en trabajo de campo y que aportará en diferentes procesos para apostarle paulatinamente a giros epistemológicos necesarios en los programas y proyectos que se consulten en diferentes grupos que pretendan implementar las TIC.



Notas al pie

(1) Las TIC son definidas como el “conjunto de recursos, herramientas, equipos, programas informáticos, aplicaciones, redes y medios; que permiten la compilación, el procesamiento, almacenamiento, transmisión de información como: voz, datos, texto, video e imágenes” (República, 2009: 7).
(2) Existe congruencia en los lineamientos teóricos-metodológicos propuestos por los profesores Díaz y Pffaffenberger (Cfr. Pffaffenberger 1992a y b).
(3) Aunque no se desconoce que los primeros esfuerzos en este tema lo realizaron investigadores franco-canadienses (Cfr. Neüman 2008).
(4) El Plan de Vida es “una estrategia a largo plazo para el desarrollo integral del resguardo y toma en cuenta todos los aspectos de la sociedad y la cultura indígena” (Gow 2005: 68).




Referencias bibliográficas

Barrio, C. 2008. “La apropiación social de la ciencia: nuevas formas”, en Revista CTS, Vol.4, No 10, pp 213-225.


Berman, T. 2004. “Cultural appropriation”, en Thomas Biolsi (ed), A companion to the anthropology of American Indians, pp. 383 – 397, Oxford, Blacweel Publishing.


Botero, S.; Rojas, A.; Cadeac, P. y Escobar, C. 2009. Apropiación de las TIC en la Agenda Pública. Apropiación de las TIC en la Agenda Pública. Corporación Makaia Asesoría Internacional.


Chaparro, F. 2004. Apropiación Social de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) e Informatización de la Sociedad Colombiana. Corporación Colombia Digital.


Díaz, R. 1995. "Ritos mágicos, carabelas, computadoras personales: antropología y tecnología." Nueva Antropología. Revista de Ciencias Sociales (47).


Escobar, A. 1999. Cuarta parte. Antropología de la Ciencia y la Tecnología. En El Final del Salvaje. Naturaleza, Cultura y Política en la antropología contemporánea. Cuarta parte. Antropología de la Ciencia y la Tecnología. Pp. 319 – 382. ICANH, Bogotá.


Geslin, P. 2003. Las formas de apropiación de los objetos técnicos o el paradigma antropotecnológico. Nuevas tecnologías y Cultura. C. Bueno and M. Santos. México, Anthropos


Giraldo, R. 2006. "Poder y resistencia en Michel Foucault", en Tabula Rasa, Vol. 4, pp 103 - 122.


Gow, D. 2005. “Desde afuera y desde adentro: la planificación indígena como contra-desarrollo”, en J. Rappaport (ed.): Retornando la mirada: una investigación colaborativa interétnica sobre el Cauca a la entrada del milenio, Popayán, Universidad del Cauca, pp. 65-91.


Martínez, R. and A. Arellano (2004). "Reseña de "Nuevas Tecnologías y Cultura" de Carmén Bueno y María Josefa Santos (Coords.)." Convergencia 11(35): 375 - 380.


Mazabuel, N. 2001. Elementos y reflexión sobre el proceso de formulación del plan de vida del resguardo indígena de Puracé, Popayán, Universidad del Cauca.


Neüman, M. 2008. "La apropiación social como práctica de resistencia y negociación con la modernidad." Anuario Ininco / Investigaciones de la comunicación Caracas 20(1).


Pfaffenberger, B. 1992a. "Social anthropology of technology." Annu Rev Anthropol 21: 491 - 516.


Pfaffenberger, B. 1992b. "Technological dramas." Science, Technology, and Human Values 17 (3): 282 - 312.


República Congreso de la. 2009. "Ley 1341 de 2009." Edited by República de Colombia. Bogotá: Diario Oficial 47.42, Pp. 1 – 53


Santos, M. 2003. La redefinición cultural de los sistemas culturales. Nuevas tecnologías y cultura. C. Bueno and M. Santos. México, Anthropos.


Santos, M. y M. Márquez. 2003. Trayectorias y estilos tecnológicos. Propuestas para una antropología de la tecnología. 75 – 97 Nuevas tecnologías y cultura. C. Bueno and M. Santos. México, Anthropos.


Selwyn, N. 2003. "Apart from technology: understanding people´s non-use of information and comunicaction technologies in everyday life." Technology in society(25): 99 - 116.


Ziff, B. y P. Rao. 1997. Introduction to cultural appropriation. A framework for analysis. Borrowed Power: Essays on cultural appropriation, Bruce Ziff y Pratima Rao (eds). New Brunswick, Rutgers University Press.

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