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sábado, 20 de abril de 2013




Más educación; menos crisis

Las estadísticas muestran que los países de mejores índices educativos han sufrido menos la recesión

Gabriela Cañas

Un experto en Educación me muestra un curioso mapa de Europa. Está coloreado según el porcentaje de personas con estudios superiores a los no obligatorios (bachiller y FP de grado medio) y el resultado es esclarecedor. En rojo, los que registran un porcentaje mayor, está parte de Alemania y la Europa del Este. En distintas tonalidades de azules (porcentajes medios) están los países nórdicos, Francia y Reino Unido, fundamentalmente. En blanco, con los porcentajes más bajos, están los países que peor están resistiendo esta crisis: Irlanda, Italia, Grecia, Portugal y España. El mapa está contenido en un extenso informe titulado Mind the gap (Cuidado con la brecha) de NESSE, una red europea de expertos en educación cuyo estudio ha avalado la Comisión Europea. Está repleto de mapas como el que acabo de comentar y merece la pena echarles un vistazo porque es muy revelador acerca del desafío que algunos países como España tienen por delante y lo que, a contracorriente, ponen en marcha sus políticos para salir de esta crisis.
Sería muy simplista identificar los bajos niveles educativos con la renta. Si Francia es más rica, se dirá, es lógico que gaste más en educación y que sus ciudadanos alcancen, por tanto, mejor nivel. Ante tal razonamiento, quedaría sin explicación la Europa del Este, más pobre que los países del sur. Pero no es esta la cuestión fundamental, pues dada la importancia demostrada en invertir en educación para la competitividad y el crecimiento, es más lógico pensar que quizá Francia es más rica, entre otras cosas, porque apuesta más por la educación. Como bien han venido a demostrar Daren Acemoglu y Jim Robinson en Por qué fallan las naciones, la riqueza de una zona del planeta no reside a veces tanto en sus recursos naturales como en la gestión de los mismos.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, acaba de proclamar que este es el último año de la crisis. En algún momento esta, como todas las crisis, se ha de acabar. El problema, volviendo al informe educativo, es que la recuperación puede ser efímera si se insiste en descuidar una inversión productiva tan esencial como la educación. Eso explicaría, en parte, la situación irlandesa, que llegó a colocarse entre los países más ricos de la UE a mediados de la pasada década y en esta fue el segundo, tras Grecia, en necesitar un rescate de Bruselas.
Lamentablemente, no se está trabajando en esta senda. España ha mejorado sus indicadores. El porcentaje de jóvenes con título universitario se ha situado en la media europea, pero sufre un fracaso escolar preocupante y, además, se prevén retrocesos futuros por decisiones actuales. Los recortes sociales han afectado a la educación y cuando los responsables políticos hablan de que están sentadas las bases de la recuperación no se refieren a medidas para aumentar la competitividad, sino que aluden al control del déficit y a la reforma laboral. Es una pena porque hay amplia documentación científica que acredita que una población con alto nivel educativo está asociada a un mejor comportamiento económico y una mayor atracción de inversiones, lo que no significa que sea una simple y fácil regla de tres.
Mejorar la educación no es solo una cuestión de dinero. Tampoco de ratios (número de alumnos por aula). A ello se aferran nuestros políticos y, en parte, tienen razón. Pero es urgente que se trabaje mucho más en este asunto. Los consejeros de educación deberían hacerlo a destajo porque España tiene, además, un problema añadido: la desigualdad. Nuestro Estado autonómico no ha logrado la convergencia en este terreno y las diferencias en niveles de educación superior entre, por ejemplo, País Vasco y Extremadura son alarmantes. Tales desigualdades lastran la mejora del país entero, pues genera aún más desigualdad y, según todos los análisis, alienta la fuga de cerebros.
De modo que sí, que quizá salgamos pronto de esta crisis, pero quizá sigamos teniendo los pies de barro si se insiste en recortar para profesores y becas y en elevar las tasas universitarias. Una política demasiado restrictiva en este punto habría frenado las indagaciones de talentos como el de Isaac Newton, que logró una beca de Cambridge en 1664, y cerraría el paso a todos esos otros cerebros que, por falta de recursos o motivación, pueden quedar en el camino.
 
Fuente: El Pais.

domingo, 14 de abril de 2013

DETRAS DE LA PIZARRA: LA PELICULA.






El film narra la historia verdadera de la profesora Stacey Bess que escribió el libro Nobody Don't Love Nobody (Nadie los ama, nadie), donde ella cuenta sus experiencias con los niños que nadie quería. Cuenta su historia ocurrida en el año 1987, cuando se hizo cargo de la “escuela” improvisada en un refugio para personas sin techo en Salt Lake City.
En ocasiones películas de este estilo muestran la realidad con una crudeza que hace que se pierda el mensaje, en esta ocasión el director Jeff Bleckner, quien ha sido conocido más como director de teatro, elige una puesta en escena que refleja más el drama de los niños que están sin hogar y se ven obligados a ir junto a sus padres al refugio, que otras situaciones. Los protagonistas son los niños y en ese sentido, muestra una mirada mucho más humana, al concentrarse en la experiencia de esos pequeños que de pronto ven como toda su vida se ve cambiada.
 
 Es inspirador encontrar personas reales que laboran por vocación y por eso están dispuestas a ir más allá de su responsabilidad y es eso lo que hace la diferencia entre una persona y otra. Los que se conforman con lo mínimo, como la profesora anterior, simplemente salen huyendo frustradas. Los que deciden hacer algo, se convierten en el hito que marca la diferencia para las vidas de las personas.
En la vida real Stacey Bess se ha convertido en una defensora de las personas sin hogar, a quienes llama buenas personas que no han tenido la mejor suerte. Recorre todo EE.UU. dando conferencias sobre su labor. Gracias a su trabajo se han logrado establecer algunas leyes para ir en ayuda de niños que no tienen una dirección que declarar. Además, por su esfuerzo, cerca de donde comenzó su escuela, donde ella era la directora, profesora, conserje y consejera, se construyó una escuela de verdad para acoger a los niños sin hogar.
 
Es una pelicula para usar en un foro debate o reflexión, especialmente con maestros jovenes que se inician en esta maravillosa carrera.











Inquietudes de un padre de familia ante los cambios educativos

Foto: © Rafael Laguillo/depositphotos.com

Foto: © Rafael Laguillo/depositphotos.com
por Psic. Héctor E. Sosa Perales 
  
Se viven tiempos de cambio en el mundo entero, lo sabemos, siempre los ha habido pero hay una peculiaridad en esta época que nos tocó vivir porque la tecnología ha invadido nuestras vidas y aceleró, de un día para otro, lo que antes hubiera tomado décadas en conseguirse. Pongamos como ejemplo las revoluciones árabes en las cuales Twitter y Facebook fueron los fusiles de una generación de muchachos que nacieron en la era del ordenador y derrocaron al dictador con sólo apoderarse de un medio de comunicación que el sistema no controlaba.
Los cambios son innegables, están ahí, pero están más cerca de lo que pensamos ya que en la escuela de nuestros niños se busca llevar a cabo una revolución educativa apoyándose de la tecnología como el medio de transmisión perfecto del conocimiento. El cambio que se propone es difícil de asimilar, como cualquier cosa desconocida llega a inspirar desconfianza y un temor muy intenso porque siempre es más fácil hacer más de lo mismo pero ¿qué pasaría si nosotros como padres de familia fuéramos los primeros en apoyar a la escuela para que el cambio ocurra? No tengo una respuesta certera pero de lo que sí estoy seguro es que nuestros hijos serían distintos y no porque el resto de niños no sepan usar un smartphone, un iPad o un Xbox, sino porque serían niños que aprenderían divirtiéndose. La diferencia radica en que los niños tendrían una mayor motivación para buscar el conocimiento por sí mismos con lo cual los estaríamos encaminando a que aprendieran a aprender. La escuela que nos tocó vivir a los adultos daba importancia fundamental a la memorización de conceptos y procedimientos pero muy poco valor tenía el saber resolver problemas por cuenta propia; la revolución educativa que nos proponen considera que es más importante que un niño sepa utilizar las herramientas para alcanzar el conocimiento que memorizarlo.
En momentos de decidir qué es lo mejor para nuestros hijos, opto por algo distinto, una educación que transmita conocimiento pero también valores, una escuela donde utilicen las últimas herramientas tecnológicas para enseñar a nuestros hijos pero también que sea un grupo humano en el que se transmita el valor de colaborar en equipo; me decido por una escuela que apuesta por la revolución educativa, una que ya no quiere seguir repitiendo los patrones de hace 50 años. El futuro que quiero para mis hijos está fundamentado en lo que hoy busco en su educación y es el momento de brindar todo el apoyo para que ese cambio ocurra. La forma de apoyar a nuestros hijos es entendiendo nosotros mismos todas las bondades de la era digital en la escuela; tenemos que empezar en ocasiones desde cero para acercarnos al mundo de nuestros hijos como dominar las redes sociales, utilizar dispositivos digitales, hablar el idioma de la tecnología entre otras cosas, pero qué más da, ¿te imaginas cuando a Gutenberg se le ocurrió inventar la imprenta y el cambio que supuso en su tiempo? Si realmente queremos contribuir con la educación de nuestros hijos debemos dotarlos de herramientas para un mundo cada vez más competitivo y es que no sólo van a contender con profesionistas locales, sino que en esta sociedad cada vez más globalizada, van a enfrentarse por puestos laborales contra profesionistas de países como China, Estados Unidos y Europa. El momento de decisión es hoy y somos afortunados de ser parte de esta oportunidad única para formar a los niños que mañana se convertirán en las grandes mentes capaces de transformar nuestra sociedad a una con mayor justicia.
 
 
Cortesías: UnoNew.

miércoles, 3 de abril de 2013

Las diez cosas que nos diría un niño con autismo, si pudiera

Este texto es uno de los primeros con los que nos topamos los que tenemos un niño con autismo (tgd, asperger o como quiera llamarse a cualquiera de las manifestaciones del amplísimo espectro autista).
Es muy popular entre los que conocemos de primera mano el autismo, pero hoy he querido traerlo aquí para que lo conozcan los que no tienen esa experiencia. Por si el día de mañana se ven delante de un niño con autismo, para que no lo traten como un bebé o un alienígena, para que entiendan mejor que no es más que un niño con ciertas peculiaridades.
Me consta de muchos padres en mi situación que han impreso y enviado este texto a familiares, amiguitos, colegas…

1. Soy primero y fundamentalmente un niño: Tengo autismo. No soy “autista”. Mi autismo es sólo un aspecto de mi naturaleza. No me define como persona. ¿O eres una persona con pensamientos, sentimientos y muchos talentos, o solamente gordo, miope (usas gafas) o torpe (malo para deportes)? Puede que eso sea lo primero que yo vea cuando te conozca, pero no representa necesariamente lo que eres tú.

Como adulto, puede que tengas algo de control sobre la manera en que te autodefines. Si lo deseas, puedes resaltar una característica especial. Pero como niño, yo, aún me estoy desarrollando. Ni tú ni yo sabemos de lo que seré capaz más adelante. Definirme por una sola característica corre el riesgo de que tengas expectativas demasiado bajas para mí. Y si siento que tú no crees que pueda lograr algo, mi respuesta natural será ni siquiera intentarlo.
2. Mis percepciones sensoriales están trastornadas.
La integración sensorial debe ser el aspecto más difícil de entender sobre el autismo, pero es quizás el más importante. Significa que las cosas comunes y corrientes que uno ve, oye, huele, saborea y toca cada día y que muchos ni notan, para mí pueden ser incluso dolorosas. Muchas veces siento que incluso el ambiente en el que tengo que vivir es hostil.
Puedo parecer retraído o agresivo pero en realidad sólo estoy tratando de defenderme.
Mira como un simple viaje al supermercado puede resultarme un infierno: mi oído puede ser extremadamente agudo. Docenas de personas están hablando al mismo tiempo. Los altavoces dan los especiales del día. La música de fondo gime por el sistema de sonido. Las cajas registradoras silban y tosen, y un molino de café hace gárgaras. La máquina que corta la carne chilla, los bebés lloran, las carretillas rechinan, las luces fluorescentes vibran. ¡Mi cerebro no puede procesar toda esta información y estoy sobrecargado! Mi sentido del olfato puede ser muy sensible. El pescado en la sección de carnes no está muy fresco, el tipo que está al lado de nosotros no se bañó hoy, en la charcutería están ofreciendo muestras de salchichas, el bebé que está más adelante en nuestra fila tiene el pañal sucio, están limpiando el piso en el pasillo 3 con amoniaco… no puedo organizar todo esto. Tengo una náusea horrorosa. Porque me oriento visualmente (más sobre este tema más adelante), éste puede ser el sentido que primero se sobreestimule. La luz fluorescente no solo es demasiado brillante, sino que hace ruido al vibrar. El local parece latir y me duelen los ojos. Esta luz pulsante rebota por todos lados y distorsiona lo que veo, el espacio parece cambiar constantemente. Me deslumbra la luz de las ventanas, hay demasiados objetos que enfocar (puede que compense con mi “visión de túnel”), los ventiladores dan vueltas en el techo, demasiados cuerpos están en constante movimiento. Todo esto afecta mis sentidos vestibular y propioceptivo, y ahora ya no sé ni dónde está mi cuerpo en el espacio.
3. Por favor, recuerda distinguir entre “no lo voy a hacer” (porque decido no hacerlo) y “no lo puedo hacer” (porque no soy capaz de hacerlo).
El lenguaje receptivo y perceptivo y el vocabulario son un gran desafío para mí. No es que no escucho las instrucciones; es que no te comprendo. Cuando me gritas desde el otro lado de la habitación, esto es lo que oigo: “*&^%$#, Juan. #$%^&%$*…”. Más bien, ven a hablarme directamente con palabras sencillas: “Por favor pon el libro en tu escritorio, Juan. Es hora de ir a almorzar”. Esto me explica qué quieres que haga y qué va a suceder después. Ahora me resulta más fácil obedecerte.
4. Soy un pensador concreto. Esto significa que interpreto el lenguaje literalmente. Me confundo mucho cuando me dices: “Te vas a morir de frío si no te pones un abrigo” cuando lo que me quiere decir es “Hace frío, ve a ponerte un abrigo”. No me digas “comes como un pajarito”, porque en mi mente me veo acercando la cabeza al plato a agarrar la comida con la boca. No entiendo los modismos, los refranes, los dobles sentidos, las inferencias, las metáforas, las alusiones ni el sarcasmo.
5. Por favor ten paciencia con mi vocabulario limitado.
Me resulta difícil expresarte lo que necesito cuando no sé las palabras para describir mis sentimientos. Quizás tengo hambre, estoy frustrado, asustado o confundido pero en este instante esas palabras están más allá de lo que puedo expresar. Fíjate más bien en mi lenguaje corporal, mi retraimiento, mi agitación u otras señales de que algo anda mal. O, por otro lado: puede que suene como un “pequeño profesor” o un artista de cine, hablando sin parar o recitando parrafadas demasiado sofisticadas para mi edad. Éstos son mensajes que he memorizado del mundo que me rodea para compensar por mi déficit de lenguaje porque sé que se espera que conteste cuando me hablan. Estos textos aprendidos pueden venir de libros, televisión, cosas que escucho a otros decir. Se llama “ecolalia”. No entiendo necesariamente el contexto o la terminología que estoy usando; sólo sé que me salva de quedarme callado cuando se espera que responda algo.
6. Debido a que el lenguaje me resulta tan difícil, me oriento visualmente.
Por favor, muéstrame cómo hacer las cosas en lugar de solo decírmelo. Además, por favor, prepárate para repetir muchas veces lo que me enseñas. Lo que me ayuda a aprender es la repetición consistente. Un horario visual me resulta extremadamente útil durante el transcurso del día. Igual que tu agenda, a mí me quita el estrés de tener que recordar qué tengo que hacer después, me permite una transición suave entre actividades, me ayuda a manejar mi tiempo y a responder a tus expectativas. Cuando crezca, no voy a perder la necesidad de un horario visual, pero mi “nivel de representación” puede cambiar.
Antes de aprender a leer, necesito un horario visual con fotos o dibujos sencillos.
Cuando me haga mayor, una combinación de palabras e imágenes servirá, y más adelante, sólo palabras.
7. Por favor, concéntrate en lo que puedo hacer y no en lo que no puedo hacer.
Como cualquier otro ser humano, no puedo aprender en un ambiente donde constantemente me hacen sentir que no soy suficientemente bueno y que necesito que me “arreglen”. Por eso evito tratar de hacer cosas nuevas cuando estoy casi seguro de que me van a criticar, así sean críticas “constructivas”. Busca mis fortalezas y las vas a encontrar. Existe más de una manera “correcta” de hacer la mayoría de las cosas.
8. Por favor, ayúdame con mis interacciones sociales.
Puede parecer que no quiero jugar con otros niños en el parque infantil, pero a veces es que simplemente no sé cómo iniciar una conversación o ponerme a jugar con otros niños. Si les dices a otros niños que me inviten a jugar fútbol o baloncesto, puede que me ponga feliz de ser incluido en el juego. Me desenvuelvo mejor en juegos estructurados que tienen un comienzo y un final. No sé como “leer” expresiones faciales, lenguaje corporal o las emociones de los otros, así que aprecio que me entrenen en la forma de responder en situaciones sociales. Por ejemplo, si me río cuando Emily se cae del tobogán en el parque, no es que piense que es chistoso. Es que no sé cómo responder. Enséñame a preguntar: “¿Estás bien?”
9. Trata de identificar qué desencadena mis rabietas.
Los berrinches, pataletas, rabietas o como quieras llamarlos son incluso más horribles para mí que para ti. Me ocurren porque uno o más de mis sentidos está sobrecargado. Si puedes determinar por qué me dan rabietas, se las puede prevenir. Lleva un diario donde anotas la hora, el lugar, la gente y la actividad. Puede que esto revele un patrón de comportamiento. Trata de recordar que toda conducta es una forma de comunicación. Te dice, cuando mis palabras no lo pueden hacer, cómo percibo algo que está sucediendo en mi entorno. Los padres deben recordar también que un comportamiento persistente puede tener una causa médica. Las alergias e intolerancia a algunos alimentos, los trastornos del sueño y los problemas gastrointestinales pueden tener profundos efectos en el comportamiento
10. Ámame incondicionalmente. Elimina pensamientos como, “Si tan sólo él…” y “Por qué ella no podrá…”.
Tú no llegaste a la altura de cada una de las expectativas que tus padres tuvieron para ti, y no te gustaría que te lo estuvieran recordando constantemente. Yo no escogí eso de tener autismo. Pero recuerda que esto me está pasando a mí, no a ti. Sin tu apoyo, tendré muy pocas posibilidades de convertirme en un adulto autosuficiente y exitoso. Con tu apoyo y asesoramiento, las posibilidades mejoran más de lo que tú te imaginas. Te lo prometo, valgo la pena. Y finalmente, tres palabras: paciencia, paciencia, paciencia.
Esfuérzate por considerar mi autismo como una capacidad distinta y no como una discapacidad. Mira más allá de lo que ves como limitaciones y aprecia los regalos que me ha dado el autismo.
Puede ser cierto que sea pésimo para mirar a los ojos o para conversar, pero ¿te has dado cuenta de que no miento, no hago trampa en los juegos, no me chivo de mis compañeros de clase ni juzgo a las demás personas?
También es verdad que no voy a ser el próximo Michael Jordan. Pero con mi atención a los detalles y mi extraordinaria capacidad de concentración, puede que sea el próximo Einstein… o Mozart… o Van Gogh.
Muchos creen que ellos tenían autismo también.
La cura de la enfermedad de Alzheimer, el enigma de la vida extraterrestre… ¿qué futuros logros serán posibles para los niños de hoy con autismo, niños como yo?
Todo lo que yo puedo llegar a ser no sucederá sin que tú seas mi fundamento.
Sé mi defensor, sé mi amigo y veremos hasta dónde puedo llegar.
 

 
Cortesías: 20Minutos.

lunes, 1 de abril de 2013




Identidad profesional del ser maestro

Teresita de J. Durán Vela
Asesor Técnico Pedagógico en Educación Especial

Resumen: En la historia de la humanidad, el maestro es un personaje clave, en cualquier cultura o época, es considerado como faro que guía el desarrollo humano y el progreso de los pueblos. Sus enseñanzas cimientan el saber que a lo largo de la vida, son la base para el crecimiento personal; con su ejemplo, se perfilan nuevas conductas y se bosquejan actitudes. Los maestros dejan huella en sus discípulos, algunas veces de manera positiva y otras negativas. El maestro es un agente con potencial para transformar el entorno escolar, facilitar el aprendizaje de sus alumnos mediante el planteamiento de situaciones problemáticas de la vida diaria que requieren ser resueltas; su inteligencia, apuntala la capacidad creadora y emocional para construir escenarios didácticos apropiados a los intereses de los educandos. Su intuición se perfecciona con el conocimiento del campo disciplinar a enseñar y el saber hacer, ¿qué y cómo enseñar? ¿Cómo alimentar la pasión por enseñar y convertirse en buen maestro? ¿Por qué es necesario fortalecer los principios de la profesión docente? La autoevaluación es el primer canal para analizar y reflexionar, el intercambio de experiencias entre colegas, los cursos de actualización y el análisis del rendimiento académico de los alumnos, son algunas fuentes de enriquecimiento que el educador debe valorar para inspirar su desarrollo profesional.

Palabras clave: Maestro, Identidad profesional, Desarrollo profesional, Crecimiento personal

Recibido: Septiembre de 2012; aceptado para su publicación: noviembre de 2012

Planteamiento de la temática, problema o necesidad

Actualmente, las actitudes y desempeño de los maestros mexicanos son tema de crítica y discusión; por una parte, la calidad de su actuación en el contexto escolar y su vinculación con la comunidad, refleja el compromiso con la identidad profesional y competencias docentes desarrolladas; por otra, el desempeño académico de los estudiantes y los resultados de las evaluaciones institucionales, son indicadores que se utilizan para desacreditar o en su caso reconocer la loable tarea realizada por los educadores.
El presente y el futuro de este siglo globalizado está direccionando la formación y el desarrollo profesional de los docentes, éstos, no pueden conformarse con los instrumentos de antaño, ni sumirse en las técnicas expositivas, la copia o el dictado de leyes, fórmulas y teorías; el enfoque de la educación por competencias, los intereses de los estudiantes, la propia naturaleza de los grupos en los colegios, el acceso a las tecnologías de la información, demanda un replanteamiento de los modelos didácticos, organizativos y en consecuencia de las prácticas docentes. ¿Qué aprenden mis alumnos? ¿Cómo aprenden? ¿Por qué y para qué asisten los jóvenes a la escuela? ¿Qué enseño? Son algunos cuestionamientos vigentes que deben orientar las prácticas pedagógicas en el aula.

Preguntas generadoras de análisis

¿En qué momento cambió la cultura laboral de los educadores? ¿A qué se debe el predominio de actitudes de conformismo, pasividad y mediocridad en algunos integrantes del gremio magisterial? ¿Dónde están los maestros extraordinarios? ¿Por qué algunos mentores desecharon los valores y principios éticos de la profesión? ¿Cuáles son las expectativas de la sociedad en la actualidad? ¿Estarán dispuestos los profesores a marcar la diferencia, a tener expectativas de realización personal y trascender como maestros? Estas son algunas pautas que invitan a reflexionar sobre la identidad profesional.
¿Por qué y para qué repensar la identidad profesional del Ser maestro? ¿Por qué apostar a la revalorización de la carrera docente? Cuando el docente tiene autodeterminación para dialogar consigo mismo, seguramente tiene respuestas a cuestionamientos como: ¿Qué significa ser maestro? ¿Por qué decidí ser maestro?
¿Qué espero de esta profesión? Es una pregunta básica. Si la persona que ejerce la profesión, tiene la convicción de su misión como maestro y define un proyecto de vida profesional que impulse su propio crecimiento personal, estimule su desempeño laboral y motive su desarrollo, se dirige con pasos firmes a su autorrealización.

Descripción de las formas en que ha sido abordada

Con la finalidad de ofrecer a los maestros de nuevo ingreso de educación básica en la entidad, una bienvenida y el inicio de un proceso formativo, se presentó el Proyecto Importancia de Ser Maestro. Esta propuesta es al mismo tiempo una estrategia congruente con los principios del Programa Sectorial 2010-2015 de la Secretaría de Educación en el estado de Campeche, y con las recomendaciones del Curso básico Relevancia de la profesión docente en la escuela del nuevo milenio (agosto 2011), implementado por la Secretaría de Educación Pública.
Está dirigido a maestros de nuevo ingreso que obtuvieron una plaza docente mediante el examen de asignación de plazas emanadas de la Alianza por la calidad de la educación. Los propósitos generales fueron: sensibilizarlos acerca del valor de la identidad profesional y sus implicaciones en la calidad de la práctica educativa; y ofrecer espacios de análisis y reflexión, sobre los valores profesionales y actitudes positivas del docente, que contribuyan a la formación de su identidad profesional.
Su operatividad se basó en la realización de un Taller de sensibilización, con una duración de cuatro sesiones, de 5 horas cada una. Incluyó momentos de reflexión, con sesiones vivenciales y temáticas (autoestima, liderazgo, identidad profesional, fases de la carrera docente, proyecto de vida, etc.…) para fortalecer competencias sobre los valores profesionales y actitudes positivas del docente, que contribuyan a la formación de su identidad profesional y al compromiso con la educación pública en el estado.
Resultados

De enero 2011 a enero 2012, participaron 340 maestros de nuevo ingreso de los diferentes niveles y modalidades de educación básica.

Niveles
Enero 2011
Septiembre 2011
Enero 2012
Total
Preescolar
31
12
28
71
Primaria
15
10
60
85
Telesecundaria
10
5
3
18
Secundarias Técnicas
11
7
15
33
Secundarias Generales
24
8
5
37
Educación Especial
51
7
2
60
Educación Física
9
0
1
10
Educación Indígena
16
5
5
26
Total
167
54
119
340

Para conocer las características del universo de docentes nuevos y sus opiniones respecto a la profesión, se aplicaron encuestas personales a una muestra seleccionada. El instrumento, consistió en una entrevista escrita. En la primera parte, indaga aspectos como sexo, preparación académica y edad; en la segunda parte, hace referencia, a cuestionamientos como: ¿Por qué decidir ser maestro? ¿Por qué decidí trabajar en educación? ¿Estoy satisfecho con mi profesión?, entre otras. En total, se aplicaron 236 encuestas.

De esa muestra, 158 son del sexo femenino y 78 del sexo masculino; 209 docentes tienen nivel de licenciatura y 19 están cursando estudios de maestría. El rango de edad de mayor frecuencia fue de 20 a 25 años, lo cual indica que se trata de una generación de jóvenes educadores.


Para los cuestionamientos ¿Por qué decidí ser maestro? y ¿Por qué decidí trabajar en la educación? los indicadores Por ser una carrera humanista y Vocación fueron las opciones elegidas por la mayoría, tal como se aprecia en los siguientes gráficos:



Conclusiones

*       La profesión docente es compleja, dinámica y gratificante. Significa vocación de servicio, una tarea humana, noble y digna; no un empleo común, cuyo salario compensa la jornada laboral, más que un trabajo, es oportunidad para el crecimiento personal, es un acto de amor y de perfectibilidad humana. Ninguna tableta o vitamina dosifica los nutrientes del saber, es la educación y la espiritualidad para modelar la vida del ser humano, lo que distingue el ejercicio de esta profesión de cualquier actividad laboral.

*       Dignificar la profesión docente corresponde a cada educador. El mejor reconocimiento viene de los alumnos, de los padres, del pueblo y la comunidad a la que se sirve, del respeto; no por los años de servicio a la educación o por el tiempo de haber devengado un sueldo, sino por haber sido un ¡Maestro Extraordinario!

*       La docencia es una profesión gratificante, pone de manifiesto sentimientos y valores. Una profesión altamente humanista, cuya misión engrandece el corazón, fortalece la vocación de servir con generosidad y humildad.

*       Clarificar los valores y vivirlos en la escuela, así como valorar la profesión docente es condición imprescindible para lograr un cambio cualitativo y la mejora de la calidad del desempeño personal e institucional.

*       Cada docente es responsable de su identidad. Su actuación personal y profesional, refleja un ejemplo que estimula a sus alumnos en el proceso de formación como persona.

*       La práctica formativa a partir de las experiencias concretas promueve el replanteamiento constante de la práctica pedagógica como parte de un proceso significativo de desarrollo profesional.

*       Un docente comprometido con su carrera, busca, propone, actúa con gran responsabilidad y no se conforma con lo establecido; cree en el potencial humano y reflexiona sobre su práctica, conserva una actitud de éxito y tiene el valor de trascender en su profesión.

*       El docente con identidad profesional tiene un compromiso consigo mismo, cree que su labor es importante para el crecimiento de sus alumnos, porque ambos son personas inteligentes y ciudadanos de buena voluntad. Eso lo obliga mantener la esperanza y la motivación para trascender, educar, elevar su nivel vital y personal.

Referencias

Araneda Garcés, N. Principios y valores en la vida educacional. Conferencia. Campeche, México, 2004.

Day, C. Pasión por enseñar. La identidad personal y profesional del docente y sus valores. Ed. Narcea, Madrid, 2007, 212 p.

Durán, T. (2005) Atención educativa a la diversidad. Una filosofía, un desafío. http://www.odiseo.com

Durán, T. La responsabilidad social del docente en Educación Especial. Campeche, México. 2004, 49 p.

Latapí, P. ¿Cómo aprenden los maestros? Cuadernos de discusión. México, 2004.

Imbernón, F. La formación y el desarrollo profesional del profesorado. Ed. Graó. 1994, p. 45-47

Martínez, M. El contrato moral del profesorado. SEP. México, 2000. 134 p.

Namo de Mello, G. Nuevas propuestas para la gestión educativa. SEP. México, 2004, 112 p.

Schmelkes, S. La formación de valores en la educación básica. SEP. México, 2004, 159 p.

Sege, P. La quinta disciplina.

Ramírez, I. El compromiso ético del docente. Revista iberoamericana de educación. http://oie.com.es